El bitcoin es una moneda virtual, independiente y descentralizada, puesto que no está controlada por ningún Estado, institución financiera, banco o empresa. Se trata de una moneda intangible, aunque puede ser utilizada como medio de pago igual que el dinero físico. Tal y como se recoge en el documento “Divisas o monedas virtual: el caso de Bitcoin”, elaborado por la Dirección General de Operaciones, Mercados y Sistemas de Pago “las divisas o monedas virtuales”, entre las que se incluye el bitcoin, “constituyen un conjunto heterogéneo de instrumentos de pago innovadores que, por definición, carecen de un soporte físico que los respalde”.
El término bitcoin tiene su origen en 2009, cuando fue creada por Satoshi Nakamoto (pseudónimo de su autor o autores), quien la creó con el objetivo de que fuera utilizada para hacer compras únicamente a través de Internet.
El mismo documento al que hacíamos referencia anteriormente del Banco de España amplía este objetivo: “Bitcoin nace con ambiciones elevadas: proporcionar a los ciudadanos un medio de pago que posibilite la ejecución de transferencias de valor rápidas, a bajo coste y que, además, no pueda ser controlado ni manipulado por gobiernos, bancos centrales o entidades financieras”.
La moneda virtual usa la criptografía para controlar su creación. El sistema está programado para generar un número fijo de bitcoins por unidad de tiempo a través de unos ordenadores llamados miners. Actualmente, ese número está fijado en 25 bitcoins cada diez minutos, aunque está programado de forma que se reduzca a la mitad cada 4 años. Así, a partir de 2017, se emitirán 12,55 bitcoins cada diez minutos. La producción continuará hasta el año 2140, cuando se alcance el tope de 21 millones de unidades en circulación.
El bitcoin es una moneda
virtual, independiente y descentralizada, puesto que no está controlada
por ningún Estado, institución financiera, banco o empresa. Se trata de
una moneda intangible, aunque puede ser utilizada como medio de pago
igual que el dinero físico. Tal y como se recoge en el documento “las
divisas o monedas virtuales”, entre las que se incluye el bitcoin,
“constituyen un conjunto heterogéneo de instrumentos de pago innovadores
que, por definición, carecen de un soporte físico que los respalde”.
El término bitcoin tiene su
origen en 2009, cuando fue creada por Satoshi Nakamoto (pseudónimo de su
autor o autores), quien la creó con el objetivo de que fuera utilizada
para hacer compras únicamente a través de Internet. El mismo documento
al que hacíamos referencia anteriormente del Banco de España amplía este
objetivo: “Bitcoin nace con
ambiciones elevadas: proporcionar a los ciudadanos un medio de pago que
posibilite la ejecución de transferencias de valor rápidas, a bajo
coste y que, además, no pueda ser controlado ni manipulado por
gobiernos, bancos centrales o entidades financieras”.
La
moneda virtual usa la criptografía para controlar su creación. El
sistema está programado para generar un número fijo de bitcoins por
unidad de tiempo a través de unos ordenadores llamados miners. Actualmente, ese número está fijado en 25 bitcoins cada diez minutos, aunque
está programado de forma que se reduzca a la mitad cada 4 años. Así, a
partir de 2017, se emitirán 12,55 bitcoins cada diez minutos. La
producción continuará hasta el año 2140, cuando se alcance el tope de 21
millones de unidades en circulación.